Es una pintura mural situada en una pared del refectorio del convento dominicano de Santa María delle Grazie en Milán y requirió diez años de preparación por parte de Leonardo da Vinci. Fue encargado por Ludovico Sforza, duque de Milán.Técnicamente no se puede afirmar que sea un fresco, ya que este sistema le parecía a Leonardo muy precipitado. Esto le llevó a pintar con óleo sobre el yeso seco, técnica experimental que provocaría un rapidísimo deterioro de La Última cena, provocando numerosas restauraciones.Varias inundaciones acaecidas en Milán contribuyeron al deterioro de la obra. La incorporación de una puerta en la sala en 1652, cercenó los pies de varios personajes del mural.En 1797 un ejercito francés utilizó la sala como establo deteriorando la obra aún más.
En 1943 los bombardeos aliados pusieron su grano de arena en el progresivo deterioro de la obra. En 1977 se inició un programa de restauración y conservación que mejoró en gran medida el mural. No obstante gran parte de la superficie original se ha perdido. La pintura refleja el momento de la última cena en el que Jesús anuncia que entre los discípulos hay un traidor. Se forman cuatro grupos de tres personajes donde cada uno plasma una emoción humana: estupor, ira, miedo... Es sabido que Leonardo utilizó personas reales como modelos para los personajes del mural. Incluso se retrató a sí mismo el segundo empezando por la derecha como se puede ver en la imagen. Esto es lo que cuenta Mateo Bandello, novicio del convento sobre la ejecución de La Última Cena:"Llegaba bastante temprano, se subía al andamio y se ponía a trabajar. A veces permanecía sin soltar el pincel desde el alba hasta la caída de la tarde, pintando sin cesar y olvidándose de comer y beber. Otras veces no tocaba el pincel durante dos, tres o cuatro días, pero se pasaba varias horas delante de la obra, con los brazos cruzados, examinando y sopesando en silencio las figuras. También recuerdo que en cierta ocasión, a mediodía, cuando el sol estaba en su cenit, abandonó con premura la Corte Vecchia, donde estaba trabajando en su soberbio caballo de barro, y, sin cuidarse de buscar la sombra, vino directamente a Santa Maria delle Grazie, se encaramó al andamio, cogió el pincel, dio una o dos pinceladas y se fue".Con respecto a las suposiciones que Dan Brown hace en su novela El Código da Vinci, la crítica de arte Elizabeth Levy nos comenta en un artículo suyo aparecido en www.zenit.org: «Brown aprovecha el rostro de suaves rasgos y la figura de un Juan imberbe del cuadro de Leonardo para presentarnos su fantástica afirmación de que se trata de una mujer. Por otra parte, si realmente San Juan fuera Mana Magdalena, hemos de preguntamos por el apóstol que falta en aquel crítico momento. El problema real es el resultado de nuestra falta de familiaridad con los "tipos". En su Tratado de la Pintura, Leonardo explica que cada personaje debe ser pintado con arreglo a su edad y condición. Un hombre sabio tiene ciertas características, una anciana otras y los niños otras. Un tipo clásico, como en muchos cuadros del Renacimiento, es el "estudiante". El favorito, el protegido o el discípulo son siempre hombres muy jóvenes, totalmente afeitados y de cabello largo, con objeto de transmitir la idea de que aún no han madurado lo suficiente como para haber encontrado' su camino. A lo largo del Renacimiento, los artistas pintaron así a San Juan: es el estudiante ideal; es el "discípulo amado", el único que permanecerá al pie de la cruz. Y lo representaron siempre como un joven imberbe, sin la fisonomía dura y resuelta del hombre. La Última Cena de Ghirlandaio o de Andrea del Castagno nos muestran al mismo dulce y joven Juan».En cuanto a las teorías de Dan Brown en El Código da Vinci, en torno a la mano que sostiene una daga, el crítico de arte Bruce Boucher en The New York Times nos dice: «... pero no es una mano sin cuerpo. El dibujo preliminar y las copias posteriores de La Última Cena demuestran que la mano y el cuchillo pertenecen a Pedro: una referencia al pasaje del Evangelio de San Juan en el que Pedro saca la espada en defensa de Jesús».
En 1943 los bombardeos aliados pusieron su grano de arena en el progresivo deterioro de la obra. En 1977 se inició un programa de restauración y conservación que mejoró en gran medida el mural. No obstante gran parte de la superficie original se ha perdido. La pintura refleja el momento de la última cena en el que Jesús anuncia que entre los discípulos hay un traidor. Se forman cuatro grupos de tres personajes donde cada uno plasma una emoción humana: estupor, ira, miedo... Es sabido que Leonardo utilizó personas reales como modelos para los personajes del mural. Incluso se retrató a sí mismo el segundo empezando por la derecha como se puede ver en la imagen. Esto es lo que cuenta Mateo Bandello, novicio del convento sobre la ejecución de La Última Cena:"Llegaba bastante temprano, se subía al andamio y se ponía a trabajar. A veces permanecía sin soltar el pincel desde el alba hasta la caída de la tarde, pintando sin cesar y olvidándose de comer y beber. Otras veces no tocaba el pincel durante dos, tres o cuatro días, pero se pasaba varias horas delante de la obra, con los brazos cruzados, examinando y sopesando en silencio las figuras. También recuerdo que en cierta ocasión, a mediodía, cuando el sol estaba en su cenit, abandonó con premura la Corte Vecchia, donde estaba trabajando en su soberbio caballo de barro, y, sin cuidarse de buscar la sombra, vino directamente a Santa Maria delle Grazie, se encaramó al andamio, cogió el pincel, dio una o dos pinceladas y se fue".Con respecto a las suposiciones que Dan Brown hace en su novela El Código da Vinci, la crítica de arte Elizabeth Levy nos comenta en un artículo suyo aparecido en www.zenit.org: «Brown aprovecha el rostro de suaves rasgos y la figura de un Juan imberbe del cuadro de Leonardo para presentarnos su fantástica afirmación de que se trata de una mujer. Por otra parte, si realmente San Juan fuera Mana Magdalena, hemos de preguntamos por el apóstol que falta en aquel crítico momento. El problema real es el resultado de nuestra falta de familiaridad con los "tipos". En su Tratado de la Pintura, Leonardo explica que cada personaje debe ser pintado con arreglo a su edad y condición. Un hombre sabio tiene ciertas características, una anciana otras y los niños otras. Un tipo clásico, como en muchos cuadros del Renacimiento, es el "estudiante". El favorito, el protegido o el discípulo son siempre hombres muy jóvenes, totalmente afeitados y de cabello largo, con objeto de transmitir la idea de que aún no han madurado lo suficiente como para haber encontrado' su camino. A lo largo del Renacimiento, los artistas pintaron así a San Juan: es el estudiante ideal; es el "discípulo amado", el único que permanecerá al pie de la cruz. Y lo representaron siempre como un joven imberbe, sin la fisonomía dura y resuelta del hombre. La Última Cena de Ghirlandaio o de Andrea del Castagno nos muestran al mismo dulce y joven Juan».En cuanto a las teorías de Dan Brown en El Código da Vinci, en torno a la mano que sostiene una daga, el crítico de arte Bruce Boucher en The New York Times nos dice: «... pero no es una mano sin cuerpo. El dibujo preliminar y las copias posteriores de La Última Cena demuestran que la mano y el cuchillo pertenecen a Pedro: una referencia al pasaje del Evangelio de San Juan en el que Pedro saca la espada en defensa de Jesús».
"La Última Cena" es una de esas obras que nos recuerdan que el arte siempre ha de permanecer entre nosotros y su legado permanecerá por siglos. Me sorprendió la serie de eventos que ha soportado y han atentado en contra de su integridad, pero a pesar de ello aún se mantiene vigente como un ícono de la época Renacentista.
ResponderEliminarEl número de oro fue extensamente empleado por Da Vinci y esta obra no fue la excepción. La proporción de las ventanas y paredes, las medidas de la mesa y la disposición de Jesucristo y los discípulos fueron trazadas utilizando el número aúreo, dándole así una perfecta armonía entre los elementos presentes en el mural.
Independiente de las interpretaciones y el miticismo que se le han dado a la obra, su belleza escénica y la fidelidad para retratar un momento intenso en la vida de Jesús hacen que el que la mire se sumerja en el cuadro tratando de descifrar cada detalle presente, siendo esto una tarea nada sencilla por la abundante cantidad de particulariedades que la misma posee.
No es en vano la pasión que se nos narra de Leonardo al trazar dicha pieza y cómo trabajaba arduamente unos días y otros simplemente contemplaba los trazos hasta el momento realizado. Sin duda alguna, esto refleja que el arte no se construye fácilmente, requiere de verdaderos genios que sepan concibir la belleza presente en nuestro mundo y la reflejen a través de piezas tan memorables como "La Última Cena". Una frase que manifiesta lo anterior dice así:
"Arte no es representar lo bello, sino bellamente las cosas" (Pilar Avivar)
El hablar de Leonardo Da Vinci y en especial su obra llamada "la ultima Cena" va de la mano de muchos otros temas como la divina proporción, numero Phi, Secuencia fibonachi los cuales en resumidas cuentas tartan de lo mismo unicamente variado en el enfoque que se quiera dar, sea en matemáticas, fisica en la ciencia y especialmente en el arte.
ResponderEliminarEstas relaciones las utilizó para definir todas las proporciones fundamentales en su pintura La última cena, desde las dimensiones de la mesa, hasta la disposición de Cristo y los discípulos sentados, así como las proporciones de las paredes y ventanas al fondo. Claro está que Da Vinci en focó y plasmó esta relacion perfectamente, para enseñar explicitamente el objetivo de su obra.
Apesar del tiempo y de todos los daños causados por el mismo, así como por la ignorancia de muchos hacia esta gran obra, se sigue dando una gran investigación al rededor de los misterios que encierra y de su magnificiencia e imponencia en cuanto a los trazos, armonia,estética que tiene.
La divina proporción en esta obra nos muestra la importancia y las grandes aplicaciones que se le pueden brindar en la sociedad actual.
"Abservemos y exploremos las proporciones naturales, los patrones repetitivos y las pautas matemáticas de la naturaleza (incluida la vida humana), las formas y los patrones de la armonía, los modelos energéticos, los cuales hoy me atrevo a afirmar que contienen la "información más pura de todo el proceso del Universo."
(apartes del libro "geometria sagrada de Marta Povo)
La sociedad ya ha tomado en cuenta esta relacion de la divina proporción
y muchos estudiosos la han incluido en el conocimiento de la sociedad, muestra de ellos todos los prductos que se comercializan en alguna medida cumplen con esta proporción, así mismo siguiendo este ejemplo muchos artistas conocedores plasman la armonia de esta proporción en sus obras como lo hizo Da Vinci.
(COMENTÓ :MANUEL ROJAS CERDAS 200841983)
Referencias:
www.maturana.edu.uy/secundaria/archivos/1/seccion_aurea.ppt
http://www.portalplanetasedna.com.ar/codigo16.htm
http://idd00939.eresmas.net/enig_leonardo.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Leonardo_da_Vinci
Johnny Sancho Morera 200631747
ResponderEliminarLeonardo da Vinci en lo personal es uno de los artistas que mas me llama la atención, ya que muchas de sus obras son extremadamente admirables, ver plasmadas en sus obras de arte su capacidad para pintar y como este fusiona sus pinturas con el famoso “numero áureo” es algo increíble, que no muchos artistas logran hacerlo de una manera tan asombrosa como Leonardo da Vinci lo hace. Como por ejemplo en esta pintura de la “Ultima Cena”, da Vinci utilizo la famosa relación del número de oro en muchas partes, que abarcan desde la altura y el ancho de los objetos, hasta las personas y sus articulaciones.
De esta manera se logra ver como el “número áureo” se puede encontrar hasta en partes donde nunca nos imaginábamos que estuviera. Vimos que este número junto con la serie de Fibonacci lo podemos hallar en una gran cantidad de cosas que nos rodean (ya sea en nuestros hogares, lugares de trabajo o en la naturaleza) y en cosas que llevamos con nosotros día a día. Esta hermosa pintura-mural de la “Ultima Cena”, nos muestra como los artistas (en este caso Leonardo da Vinci) se basan fielmente en este número al momento de crear sus magnificas obras de arte.
¡Leonardo da Vinci sapeeeeeeeee!!!!
ResponderEliminarSalu2 de WOLVERINE
Para entender esta obra es necesario leer De amore commentarium in convivium platonis, de Ficino.
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